Drunna

Drunna

martes, 23 de febrero de 2010

Prostituta







Cuando me hice prostituta tuve que tratar con penes de todas formas y tamaños imaginables. Los unos largos, otros totalmente arrugados y colgando pendulones de los testículos. Otros con venas azules y tufo de requesón. Otros muy tacaños. Otros, impertinentes o fascinantes, o cubiertos de perlas como los grandes minaretes del Taj Mahal. Y penes alegres, con anillos como la cola de los mapaches, y también fogosos, en punta, imposibles de aguantar, con aroma de claveles. Cada vez estaba más contenta de no tener que ser la propietaria de uno de esos apéndices









(Tama Janowitz "Esclavos de Nueva York")

No hay comentarios:

Publicar un comentario