Drunna

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martes, 25 de agosto de 2009

LA CABINA

Ella y yo estábamos caminando, un sábado a medio día, por el centro de la ciudad de México, cuando empezamos a comentar cosas lujuriosas, por lo que caminamos con dirección al cine Tteresa, con el propósito de entrar juntos a una sesión de películas porno. Al llegar a la entrada, el encargado de recoger los boletos nos permitió entrar con el propósito de revisar la seguridad del lugar, el cual no nos pareció adecuado para los propósitos que buscábamos, por lo que procedimos a salir del cine.
Por lo anterior, nos dirigimos a la llamada plaza del sexo, ubicada sobre el eje central, cerca de la estación del metro torre latino; al llegar al lugar, subimos al piso donde se encuentra el cine y pasamos a sentarnos en la parte central de las butacas, cuando observamos que todos lo que se encontraban en el cine eran hombres, quienes, como perros en carnicería, no quitaban los ojos sobre ella, por lo que consideramos un poco inseguro y procedimos a salirnos del lugar.
Al salir, los dos ardíamos de lujuria, por lo que recorrimos la plaza para buscar un mejor lugar y nos topamos con un local, el cual, renta cabinas en donde transmiten diferentes canales de cine porno, hetereo, lesbi, homo, sado, etc., por lo que rentamos una mientras que los dependientes nos observaban con tranquilidad.
Nos llevaron a la cabin rentada, la cual no pasaba de 1 metro cuadrado, las paredes obscuras, con una pantalla de televisión en donde proyectaban las películas pronográficas, semi oscuro, las paredes negars y la única luz era la que proyectaba la pantalla.
Al momento de entrar, la cabina previamente lavada y desinfectada, entramos y cerré la puerta, al percatarme de las cosas que ya he descrito, la senté en el banco, escogí una película porno, ella pidió una porno homosexual, le concedí el capricho, me baje los pantalones, y le puse la bestia en la boca. Ella sorprendida abrió los ojos y viendo la bestia y viéndome a mí, por lo que le agarre la cabeza con la mano derecha y con la izquierda me agarre la bestia y la apunte a su boca, la empuje y ella tuvo que abrir la boca, metí la bestia en su boca y ella cerro los ojos. Buscaba que entrara toda la bestia en su boca, lo cual lo logre al momento en que sentí como llego al tope de sus anginas, lo que provoco una horconada por parte de ella. Se lo saque de su boca con el objeto de que se recuperara y se lo volví a meter en su boca, ella únicamente me observaba.
La bestia obtenía su máximo crecimiento por lo que procedí a que se levantara, le puse con la cara a la pared, le baje los pantalones y los calzones, en ese momento, me percate que la película pornográfica que estaba pasando en ese momento era, evidentemente, de homosexuales, como ella lo había solicitado, en la cual se podía observar que un hombre estaba penetrando por el ano a otro y ella estaba observando tanto la película como lo que estaba haciendo.
Decidido a todo, le puse mi miembro en la entrada de su ano, en ese momento me miro con ojos de sorpresa, con una mano sostenía a la bestia y con la otra agarre sus caderas, empuje hacia delante y al mismo tiempo la jale hacia mí, y la bestia abrió su pequeño orificio, originando un erótico quejido por parte de ella. Sentía como entraba palmo a palmo abriendo el pequeño túnel, al introducir totalmente mi miembro, ella tenía las manos elevadas sobre la pared, y la cara viendo hacia el techo.
Al sentir seguro la penetración, con la mano que estaba agarrando a la bestia, asegure su cabellera entre mis dedos y la jale hacia mí, con el propósito de besarla en la boca, ella ardiendo de lujuria, torció su cuello y me regalo un erótico beso. Con la otra mano esta jugando con sus sensuales pechos.
Al irme moviendo de atrás hacia delante, sentía como la bestia salía y entraba de su pequeño orificio, cuando hacia el moviendo hacia afuera ella movía sus músculos para que no se escapara ese pedazo de carne que tenía por atrás, arañando la pared que se encontraba al frente de ella. Sus quejidos se confundían con los quejidos que salían de la pantalla en donde estaba proyectándose la película homosexual.
Al estarme moviendo con mi miembro introducido en su puerta trasera, con una mano jalando su negra y hermosa cabellera, y con la otra manoseando sus sensuales pechos e introduciendo de vez en vez los dedos en su húmeda e hinchada vagina, sentí como de repente se contrajo su ano, ella detuvo la respiración, clavo sus dedos en la pared y emitió un quejido seguido de un alarido y tanto su vagina como su ano empezaron a palpitar, lo que significa que ella estaba gozando de un increíble orgasmo, por lo que procedió a maldecirme, sin embargo, como yo no había acabado, le jale la cabellera hacia atrás con el objeto de que se callara.
Empecé a moverme más rápido, con una mano controlaba los movimientos de su cabeza, ya que la tenía agarrada de su cabellera y la otra mano, la coloque alrededor de su cuello, el cual iba apretando poco a poco, la tenía a mi merced, ella se quejaba más y más, arañando la pared y moviendo sus sensuales caderas hacia mí. Lo que provocó que me excitara y pasara el punto del no retorno, terminando dentro de ella.
Al relajarnos, nos acomodamos la ropa, y salimos de la cabina, en ese momento nos percatamos de que estábamos totalmente sudados. Pasamos enfrente de las personas encargadas del local, con el cabello húmedo, la ropa mojada y con la cara de satisfacción que no se podía evitar.

jueves, 13 de agosto de 2009

EL MASAJE

Nos encontrábamos en un pequeño hotel en Tepoztlán, estado de Morelos, en donde, a parte de las habitaciones, dan un excelente servicio de masajes y temazcal. Llegamos al hotel un viernes y reservamos el servicio de masaje para ambos para el sábado y únicamente para ella el servicio de temascal.
Después de pasar una excelente noche de pasión y sexo, el sábado nos dispusimos a salir al centro de Tepoztlán para desayunar; al regresar al hotel para el servicio de masajes, ella se percato de que las masajistas eran dos mujeres atractivas, por lo que conociendo a la bestia no quiso correr algún riesgo, ya que al que le van a dar el masaje tiene que estar desnudo y únicamente se le tapa con una sabana blanca, por lo que me puso a masturbarme delante de ella.
Masturbarme es uno de los placeres solitarios que tengo, pero hacerlo delante de ella no se me había ocurrido, por lo que lo considere pervertido y caliente, por lo que inicie con el procedimiento.
El masturbarse requiere de ciertas técnicas, para algunos hombres no funciona lo que para otros si; para mi caso, yo requiero follarme a la almohada, la coloco doblada a la altura de mi pelvis, me acuesto encima de ella y empiezo a presionarla con mi cadera e incluso, el algunos casos, todo mi cuerpo participa.
Me desnude y coloque la almohada como lo había comentado, así que empecé a presionar a la bestia e imaginar que estoy penetrando a mi pareja, que la amarro y la obligo, que ella jadea y trata de evitar la penetración. La forzo y la penetro. Mientras me imagino eso, ella me observa con su lengua entre sus sensuales labios, tocándose la parte que se encuentra entre sus piernas. Al momento que la bestia empieza a jadear, señal que ya voy a eyacular, ella se acerca, me volteo hacia arriba, agarra a la bestia con su mano derecha, sus ojos llenos de pasión y lujuria observan a la bestia, se le acerca, se lo mete a la boca totalmente y en ese momento, no aguanto más y dejo que el cuerpo expulse mi líquido, tragándolo todo, sin dejar que nada se le salga de la boca.
Succiona a la bestia, se ayuda con una mano para sostenerlo y con otra me agarra los testículos y trata de jugar con ellos, masajeándolos, buscando la forma de exprimir el asunto, mientras yo jadeo y disfruto la descarga.
Al terminar, me doy cuenta que estoy completamente empadado de sudor y ella, con una mirada triunfadora, saboreando su comida. En eso, llaman a la puerta de nuestra habitación y me indican qne es mi turno para el masaje, me pongo un short y una playera y me dirijo al masaje descargado totalmente.