Drunna

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jueves, 13 de agosto de 2009

EL MASAJE

Nos encontrábamos en un pequeño hotel en Tepoztlán, estado de Morelos, en donde, a parte de las habitaciones, dan un excelente servicio de masajes y temazcal. Llegamos al hotel un viernes y reservamos el servicio de masaje para ambos para el sábado y únicamente para ella el servicio de temascal.
Después de pasar una excelente noche de pasión y sexo, el sábado nos dispusimos a salir al centro de Tepoztlán para desayunar; al regresar al hotel para el servicio de masajes, ella se percato de que las masajistas eran dos mujeres atractivas, por lo que conociendo a la bestia no quiso correr algún riesgo, ya que al que le van a dar el masaje tiene que estar desnudo y únicamente se le tapa con una sabana blanca, por lo que me puso a masturbarme delante de ella.
Masturbarme es uno de los placeres solitarios que tengo, pero hacerlo delante de ella no se me había ocurrido, por lo que lo considere pervertido y caliente, por lo que inicie con el procedimiento.
El masturbarse requiere de ciertas técnicas, para algunos hombres no funciona lo que para otros si; para mi caso, yo requiero follarme a la almohada, la coloco doblada a la altura de mi pelvis, me acuesto encima de ella y empiezo a presionarla con mi cadera e incluso, el algunos casos, todo mi cuerpo participa.
Me desnude y coloque la almohada como lo había comentado, así que empecé a presionar a la bestia e imaginar que estoy penetrando a mi pareja, que la amarro y la obligo, que ella jadea y trata de evitar la penetración. La forzo y la penetro. Mientras me imagino eso, ella me observa con su lengua entre sus sensuales labios, tocándose la parte que se encuentra entre sus piernas. Al momento que la bestia empieza a jadear, señal que ya voy a eyacular, ella se acerca, me volteo hacia arriba, agarra a la bestia con su mano derecha, sus ojos llenos de pasión y lujuria observan a la bestia, se le acerca, se lo mete a la boca totalmente y en ese momento, no aguanto más y dejo que el cuerpo expulse mi líquido, tragándolo todo, sin dejar que nada se le salga de la boca.
Succiona a la bestia, se ayuda con una mano para sostenerlo y con otra me agarra los testículos y trata de jugar con ellos, masajeándolos, buscando la forma de exprimir el asunto, mientras yo jadeo y disfruto la descarga.
Al terminar, me doy cuenta que estoy completamente empadado de sudor y ella, con una mirada triunfadora, saboreando su comida. En eso, llaman a la puerta de nuestra habitación y me indican qne es mi turno para el masaje, me pongo un short y una playera y me dirijo al masaje descargado totalmente.

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